Liderazgo: ¿Qué le dirías a tu Yo de 8 años?

Hace unos días estaba contemplando la noche desde la ventana de mi apartamento y veía las nubes oscurecerse por el sol que ya se iba ocultando.

El cielo pasaba de colores rojizos a cada vez más oscuros, y los apartamentos de en frente empezaban a encender sus luces. Estando allí mirando y apreciando ese momento especial recordé cuando estudiaba en la universidad y vivía en un apartamento parecido a los que estaba mirando.

De repente me vino a la cabeza una pregunta: ¿Qué me diría a mi Yo de 21 años? Ese joven que estudiaba Ingeniería Química en esa época.

Confieso que fue un momento de reflexión. Me vi sentado a mi edad actual (43 años) teniendo una charla con mi Yo de 21 años.

Y empecé a pensar en lo que le diría. Siento que le diría lo siguiente.

Le diría que las cosas que pensaba hacer en ese momento estaban bien, que iba por buen camino. Que era bueno que siguiera pensando en tener una empresa propia, que estaba bien que siguiera leyera sobre finanzas, sobre los mercados financieros, y que estaba bien que si aprendiera de ese negocio «extraño» llamado FOREX…

…Que estaba bien que entrara a esa empresa de Red de Mercadeo llamada Amway a la que me estaba invitando una amiga de confianza, porque lo que aprendería allí sobre dinero, negocios, liderazgo y relaciones personales me serviría en el futuro. Que no importaba si después de un tiempo me salía, porque era mucho más importante el aprendizaje que tendría.

Que estaba bien que ejerciera como líder de ese pequeño grupo de jóvenes universitarios aunque no supiera nada de liderazgo, que hacer eso estaba bien porque luego me llevaría a dar talleres de liderazgo, que estaba bien que me gustase leer libros de desarrollo personal, que estaba bien que me mantuviera en contacto con los buenos amigos que conocía a esa edad de 21 años a pesar que la distancia nos separaría, que estaba bien que visitará más a mis padres que para ese entonces vivían en una ciudad diferente a la que yo vivía, que estaba bien que profundizará y sanará las relaciones personales con mis hermanos, y así otras cosas más.

Por unos minutos pensé en todo lo que le diría a mi Yo de 21 años y reconocí que en ese entonces tenía más temores que ahora, temores sobre mi futuro, sobre con quien me casaría, dónde viviría, en qué trabajaría para ganar dinero y cuál era mi propósito.

Hoy día cuando miro atrás me doy cuenta de todo lo que ha sucedido. Me doy cuenta que he logrado muchas más cosas de las que en ese tiempo veía que lograría, o de las que en ese momento me imaginaba.

Me doy cuenta de que por lo general tendemos a pensar en pequeño, no en grande como nos incentivan tantas veces los libros motivadores o personas por diferentes medios. La verdad es que luego de un tiempo nos damos cuenta de que siempre logramos cosas más grandes de las que pensábamos.

Esto me enseña que el ser humano siempre es capaz de lograr mucho más cosas de las que se cree capaz. Una verdad absoluta que debemos recordar.

Pensando en todo esto, quise ir más atrás y pensar en qué le diría a mi Yo de 8 años. Ese niño que jugaba cada noche con un balón haciendo ruido por toda la casa.

Y fue allí donde me di cuenta de que a esa edad en promedio, es donde los adultos deberíamos sembrar en los niños los más grandes sueños. Decirles que nada es imposible, que siempre piensen positivo y que pueden lograr todo lo que se propongan.

Un niño es un inmenso mar de infinitas posibilidades, aunque por su corta edad cronológica no nos demos cuenta o no le prestemos la importancia que esto significa.

A mi Yo de 8 años le diría que a mi edad sería un Conferencista, que estaría involucrado en empresas de Redes de Mercadeo, que tendría inversiones en varias empresas, que sabría invertir en los mercados financieros y que tendría una empresa propia. Que me casaría con una gran persona que me complementaría y que tendría una hija de 7 años con una calidad humana maravillosa.

También le diría que tiene que ser fuerte porque habrá momentos difíciles, algunos muy complejos, pero que de todos esos momentos de oscuridad y confusión también saldría. Tal vez le diría que aprendería a perdonar y sanar su corazón aunque seguramente no me entendería.

En general le diría que todo estaría bien, que no se preocupara, que nunca dejará de sentirse libre,  entusiasta y feliz porque allí está el secreto de la riqueza en la vida, no solo material sino también mental y espiritual.

No sé cómo ha sido tu vida, pero todos hemos tenido 8 años y seguramente muchos que están leyendo estás líneas han pasado ya los 21 años.

Me gustaría tomarme la libertad de sugerirte que te detuvieras hoy unos minutos, para que te preguntes ¿Qué le diría a mi Yo de 8 años? ¿Qué le diría a mi Yo de 21 años?

Estoy seguro que serán unos minutos de excelente reflexión como lo ha sido para mi.

Tal vez sea bueno para ti que fueses cerca a donde vivías a esas edades si está en tus posibilidades y así recordar mejor esos días de antes. Puede ser hasta divertido verte allí en tu imaginación.

Sé el líder que debes ser y date cuenta de todo lo que has logrado, que ha sido bueno a pesar de los traspiés, y que aun te queda muchos éxitos por conquistar!

Hasta pronto!

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Foto: Raúl Hernández González


José M. Pujol H.

Acerca de Jose M Pujol H: José es un Conferencista de liderazgo y desarrollo personal con la misión de inspirar a otros a liderar. Su manera práctica, directa y sencilla de comunicar permite que los principios que enseña sean aplicados de inmediato por sus oyentes. Es el Director General de Catálisis Liderazgo, C.A., empresa enfocada en Potenciar el Liderazgo personal y organizacional para formar líderes de impacto que sean éticos, íntegros y de excelencia. Puedes seguir a José por Twitter y Facebook.

3 comentarios en “Liderazgo: ¿Qué le dirías a tu Yo de 8 años?

  1. Pingback: ¿Has hablado con tu Yo de hace años atrás? – masonerialibertaria

  2. Buenos días en Ecuador:
    A mis ocho años vivía junto a una familia muy humilde, liderado por mi madre en lo que a crianza de los hijos se refiere, mujer de carácter fuerte pero noble de corazón, esto hizo que ahora seamos un conjunto de hermanos unidos en las buenas y en las malas. A los veinte y un años estuve ya liderando una empresa en la que me formé como profesional, aprendí que el tiempo es oro y la vida es plata, que hay que aprovechar el segundo de vida, que pensar en grande siempre es bueno pero con los pies en la tierra.
    Saludos,
    Jaime

    • Hola Jaime, gracias por compartir tu historia. Es bueno ver que te guió una mamá sabia y entendida y formo hijos de bien. Mirar atrás nos hace ver claramente todo lo que hemos avanzado. Seguramente eres ejemplo para muchos! Saludos!

Hola! deja tus comentarios, me serán muy útiles!

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